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Graves problemas laborales de las matronas en Cantabria

por Matronas Web Última modificación 12/02/2010 00:46 noticia extrida del diario montañes
— archivado en:

Rescatamos esta noticia de 2006 para recordar aquellos momentos en los que nuestras compañeras de catabria luchaban por lo que era y es de justicia: El reconocimiento profesional y economico de la profesión

Graves problemas laborales de las matronas en Cantabria

EL diario montañes

Todos entendemos muy bien la importancia y el derecho a tener un sistema sanitario que ofrezca calidad en su amplia cartera de servicios. Pero si nos referimos a la atención materno-infantil, el tema adquiere mayor relevancia, precisamente por la enorme trascendencia que tiene la salud de la mujer y la de sus hijos como inequívoca columna vertebral de la sociedad.


Todos los programas de salud dirigidos a las mujeres son de vital importancia, y como tales, deben tratarse por aquellos que tienen encomendada la gestión de los mismos. Para la ejecución de estos programas de salud, gestores y políticos deben: planificar adecuadamente, dotar de infraestructuras, de recursos materiales, y de los recursos humanos que garanticen las prestaciones que ofrecen.


Entre los recursos humanos necesarios para cuidar la salud de la mujer a lo largo de toda su vida tenemos un profesional clave: la matrona, tal y como afirman todos los Organismos Internacionales en materia de salud. Se trata de una figura capacitada y entrenada, para dar respuesta y servicios de calidad a las demandas cambiantes de nuestra sociedad, todo ello garantizado por una formación universitaria de cinco años de duración.


Hace mucho tiempo que las matronas de Cantabria sufrimos un sin fin de problemas laborales muy importantes, que repercuten directamente sobre las mujeres encomendadas a nuestra asistencia.


Durante todos estos años de conflicto, con una profesionalidad exquisita, las matronas hemos hecho nuestro trabajo de tal manera que las mujeres atendidas no percibieran los múltiples conflictos que acarreamos a nuestras espaldas. Cada una de las matronas se ha multiplicado para que ninguna mujer quedara sin una atención de calidad, lo cual es bandera de nuestra profesión.


Mientras seguimos esperando que la administración por fin se decida a mejorar la organización del trabajo de nuestro colectivo para asegurar un servicio sanitario de calidad, los responsables del Servicio Cántabro de Salud ofertan a las mujeres, con envoltura de papel de colores, una serie de servicios o el formato de los mismos, cuando ni siquiera han preparado la infraestructura ni dotado a los centros con el número de matronas suficientes para el tipo de atención personalizada pretendida.


En la presentación de la Unidad Docente de Matronas, se hacían eco de la indiscutible relevancia de la matrona en la atención a la mujer. Lo increíble es que; frente a tan justo reconocimiento profesional hacia las matronas, la Administración Sanitaria Cántabra nos premie desoyendo nuestras quejas, que en gran parte revierten en problemas para las mujeres.


Tan publicitada presentación ha sido el detonante para que las matronas aquí, ahora, y por primera vez, nos alcemos con una sola voz. No es que las matronas de plantilla no queramos enseñar a nuestras futuras compañeras. Lo hemos hecho siempre, como también a médicos y enfermeras, pero queremos hacerlo en las condiciones adecuadas.


Ya es histórica la falta de matronas en Cantabria, problema que no ha parecido preocupar a los políticos, que han sido los últimos de toda la nación en solicitar acreditación para la formación de matronas que garantice siempre el número adecuado en las plantillas.


También es histórica la deuda de régimen de permisos, de suplencias por bajas, de condiciones laborales un poco más dignas, de reconocimiento económico por nuestra especialización. Y es innegable el hecho de que el número de mujeres aumenta, el número de partos y la necesidad de atención a los mismos sigue creciendo, hay más programas de atención a la mujer, de los cuales mayoritariamente están encargadas las matronas. En resumen: la población necesita más de los cuidados de la matrona.


¿Y qué pasa con las matronas, cuál es nuestra realidad actual?


Se podría resumir en los cuatro puntos siguientes:


1. Insuficiente dotación de matronas:


En los hospitales:


En el área de partos, la insuficiente dotación de matronas, unida a carencias graves en las infraestructuras, nos impide ofertar otras alternativas en la atención al parto más personalizadas, tal como las evidencias científicas recomiendan y la población demanda. En los Centros de Salud:


La escasez en el número de matronas hace que muchas mujeres se queden sin la asistencia que el Servicio Cántabro de Salud promete, porque no se pueden desarrollar los programas de atención a la mujer en su totalidad.


2. Insuficiente dotación de recursos materiales y ausencia de las infraestructuras adecuadas


Necesarias para la apropiada prestación de nuestros servicios.


3. Falta de reconocimiento y compensación.


La formación, nivel de competencia y responsabilidad de las matronas (cinco años de formación universitaria frente a los tres de una enfermera), en muchos casos se traduce, paradójicamente, en retribución inferior, denegación de permisos, no sustitución para las bajas o vacaciones, etc.


4. Formación de las futuras matronas:


La negación a colaborar (por el momento) en el programa formativo de la Unidad Docente de Matronas es una cuestión de salvaguarda de la dignidad:

 

  • La de las mujeres, que tienen derecho a ser atendidas por personal que no les traslade sus problemas y se sienta plenamente entregado al desempeño de su digna y necesaria tarea asistencial.

 

  • La de los futuros profesionales, que tienen el derecho de tener un futuro laboral digno.

 

  • Y las nuestras, que sólo pedimos el derecho de que se atiendan nuestras legítimas reivindicaciones laborales y así seamos tratados con justicia y equidad dentro de nuestro entorno sanitario.


Esto solo se conseguirá si realmente mujeres y matronas les importamos.


Percibimos una falta de sensibilidad que vienen mostrando los gestores y políticos del SCS hacia el colectivo de matronas de nuestra Comunidad. Es preciso que las Autoridades Sanitarias se sienten a escuchar, quieran el diálogo y dejen de fingir que mujeres y profesionales les interesamos. Eso no se demuestra hablando sino actuando.


Con la postura que mantenemos de no impartir docencia y en la que persistiremos de no resolverse nuestros problemas laborales, aun a costa del perjuicio moral y profesional que esta tesitura nos está ocasionando, queremos llamar la atención de la Administración del Servicio Cántabro para que, de una vez por todas, tome conciencia de que nuestra situación no puede ser ignorada, y por tanto exigimos nuestro derecho a ser tratados con dignidad y respeto.


Los que cuidamos también necesitamos que nos cuiden.

 


* Este artículo está firmado también


por otras 45 matronas más.

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