Graves problemas laborales de las matronas en Cantabria
Rescatamos esta noticia de 2006 para recordar aquellos momentos en los que nuestras compañeras de catabria luchaban por lo que era y es de justicia: El reconocimiento profesional y economico de la profesión
Todos entendemos muy bien la importancia y el derecho a tener un sistema sanitario que ofrezca calidad en su amplia cartera de servicios. Pero si nos referimos a la atención materno-infantil, el tema adquiere mayor relevancia, precisamente por la enorme trascendencia que tiene la salud de la mujer y la de sus hijos como inequívoca columna vertebral de la sociedad.
Todos los programas de salud dirigidos a las mujeres
son de vital importancia, y como tales, deben tratarse por aquellos que
tienen encomendada la gestión de los mismos. Para la ejecución de estos
programas de salud, gestores y políticos deben: planificar
adecuadamente, dotar de infraestructuras, de recursos materiales, y de
los recursos humanos que garanticen las prestaciones que ofrecen.
Entre
los recursos humanos necesarios para cuidar la salud de la mujer a lo
largo de toda su vida tenemos un profesional clave: la matrona, tal y
como afirman todos los Organismos Internacionales en materia de salud.
Se trata de una figura capacitada y entrenada, para dar respuesta y
servicios de calidad a las demandas cambiantes de nuestra sociedad,
todo ello garantizado por una formación universitaria de cinco años de
duración.
Hace mucho tiempo que las matronas de Cantabria
sufrimos un sin fin de problemas laborales muy importantes, que
repercuten directamente sobre las mujeres encomendadas a nuestra
asistencia.
Durante todos estos años de conflicto, con una
profesionalidad exquisita, las matronas hemos hecho nuestro trabajo de
tal manera que las mujeres atendidas no percibieran los múltiples
conflictos que acarreamos a nuestras espaldas. Cada una de las matronas
se ha multiplicado para que ninguna mujer quedara sin una atención de
calidad, lo cual es bandera de nuestra profesión.
Mientras
seguimos esperando que la administración por fin se decida a mejorar la
organización del trabajo de nuestro colectivo para asegurar un servicio
sanitario de calidad, los responsables del Servicio Cántabro de Salud
ofertan a las mujeres, con envoltura de papel de colores, una serie de
servicios o el formato de los mismos, cuando ni siquiera han preparado
la infraestructura ni dotado a los centros con el número de matronas
suficientes para el tipo de atención personalizada pretendida.
En
la presentación de la Unidad Docente de Matronas, se hacían eco de la
indiscutible relevancia de la matrona en la atención a la mujer. Lo
increíble es que; frente a tan justo reconocimiento profesional hacia
las matronas, la Administración Sanitaria Cántabra nos premie desoyendo
nuestras quejas, que en gran parte revierten en problemas para las
mujeres.
Tan publicitada presentación ha sido el detonante
para que las matronas aquí, ahora, y por primera vez, nos alcemos con
una sola voz. No es que las matronas de plantilla no queramos enseñar a
nuestras futuras compañeras. Lo hemos hecho siempre, como también a
médicos y enfermeras, pero queremos hacerlo en las condiciones
adecuadas.
Ya es histórica la falta de matronas en Cantabria,
problema que no ha parecido preocupar a los políticos, que han sido los
últimos de toda la nación en solicitar acreditación para la formación
de matronas que garantice siempre el número adecuado en las plantillas.
También
es histórica la deuda de régimen de permisos, de suplencias por bajas,
de condiciones laborales un poco más dignas, de reconocimiento
económico por nuestra especialización. Y es innegable el hecho de que
el número de mujeres aumenta, el número de partos y la necesidad de
atención a los mismos sigue creciendo, hay más programas de atención a
la mujer, de los cuales mayoritariamente están encargadas las matronas.
En resumen: la población necesita más de los cuidados de la matrona.
¿Y qué pasa con las matronas, cuál es nuestra realidad actual?
Se podría resumir en los cuatro puntos siguientes:
1. Insuficiente dotación de matronas:
En los hospitales:
En
el área de partos, la insuficiente dotación de matronas, unida a
carencias graves en las infraestructuras, nos impide ofertar otras
alternativas en la atención al parto más personalizadas, tal como las
evidencias científicas recomiendan y la población demanda. En los
Centros de Salud:
La escasez en el número de matronas hace que
muchas mujeres se queden sin la asistencia que el Servicio Cántabro de
Salud promete, porque no se pueden desarrollar los programas de
atención a la mujer en su totalidad.
2. Insuficiente dotación de recursos materiales y ausencia de las infraestructuras adecuadas
Necesarias para la apropiada prestación de nuestros servicios.
3. Falta de reconocimiento y compensación.
La
formación, nivel de competencia y responsabilidad de las matronas
(cinco años de formación universitaria frente a los tres de una
enfermera), en muchos casos se traduce, paradójicamente, en retribución
inferior, denegación de permisos, no sustitución para las bajas o
vacaciones, etc.
4. Formación de las futuras matronas:
La
negación a colaborar (por el momento) en el programa formativo de la
Unidad Docente de Matronas es una cuestión de salvaguarda de la
dignidad:
- La de las mujeres, que tienen derecho a ser atendidas por personal que no les traslade sus problemas y se sienta plenamente entregado al desempeño de su digna y necesaria tarea asistencial.
- La de los futuros profesionales, que tienen el derecho de tener un futuro laboral digno.
- Y las nuestras, que sólo pedimos el derecho de que se atiendan nuestras legítimas reivindicaciones laborales y así seamos tratados con justicia y equidad dentro de nuestro entorno sanitario.
Esto solo se conseguirá si realmente mujeres y matronas les importamos.
Percibimos
una falta de sensibilidad que vienen mostrando los gestores y políticos
del SCS hacia el colectivo de matronas de nuestra Comunidad. Es preciso
que las Autoridades Sanitarias se sienten a escuchar, quieran el
diálogo y dejen de fingir que mujeres y profesionales les interesamos.
Eso no se demuestra hablando sino actuando.
Con la postura que
mantenemos de no impartir docencia y en la que persistiremos de no
resolverse nuestros problemas laborales, aun a costa del perjuicio
moral y profesional que esta tesitura nos está ocasionando, queremos
llamar la atención de la Administración del Servicio Cántabro para que,
de una vez por todas, tome conciencia de que nuestra situación no puede
ser ignorada, y por tanto exigimos nuestro derecho a ser tratados con
dignidad y respeto.
Los que cuidamos también necesitamos que nos cuiden.
* Este artículo está firmado también
por otras 45 matronas más.