Un equipo empeñado en que lo natural sea el parto

Hasta hace unas décadas, las mujeres daban a luz en sus casas. Los riesgos era muy elevados y, con la universalización de la sanidad en España, la atención ginecológica y perinatal se sumó a la cartera de servicios de los hospitales. Sin embargo, con el paso de los años, el tratamiento de los partos se convirtió en algo mecánico y, con más frecuencia de lo deseable, en procesos quirúrgicos (cesáreas), en intervenciones invasivas (episotomías o enemas) o instrumentalizados (uso de fórcex o ventosas). 
Todo ello, en detrimento de la salud de la mujer (que podía sufrir secuelas) y también con peligro para el bebé. Lo más natural del mundo, el alumbramiento de un ser vivo, se volvió artificial. Por ello, el equipo de profesionales del Hospital San Juan de la Cruz de Úbeda se cuestionó que este proceso debía revertirse y, así, se convirtió, a mediados de los noventa, en la primera unidad de Andalucía —y prácticamente de la sanidad pública española— en aplicar técnicas de humanización del parto. José Montoro, jefe de servicio, asegura que no es un compromiso puntual, sino una filosofía de trabajo. Para ello, lo primero que acometieron fue una reforma del área hospitalaria ya que se diseñaron salas de dilatación individuales —para que la mujer pueda estar acompañada del familiar que desee—, espacios en los que se pueda mover, una habitación con una bañera y una silla de dilatación vertical para disminuir los dolores y todos aquellos mecanismos que, con el paso del tiempo y la práctica se ha comprobado que son útiles. Aun así, apunta Montoro, es necesario realizar nuevas reformas para seguir mejorando. 
Lola del Rey Márquez, Antonio Ceballos y Antonio Herrera son tres de los doce matrones que integran la plantilla del centro. Indican que, en este tiempo, son numerosos los compañeros de toda España que han solicitado hacer la especialidad en Úbeda para practicar estas técnicas —sin ir más lejos ahora tienen una matrona en formación de Cádiz—, igual que han recibido mujeres de otras comunidades que, ante la proximidad del alumbramiento, han trasladado su residencia a la ciudad ubetense.    
Lo ideal, comentan, es que en la Atención Primaria no hubiera el déficit que hay de matronas. Así la mujer tendría una mayor formación y podría dejar constancia de sus preferencias en el momento del parto, siempre y cuando no haya factores de riesgo que lo impidan. En el año 2007-2008 se incorporaron al Plan de Humanización del Parto de la Consejería de Salud, pero, para entonces, el equipo ya había cumplido importantes objetivos como es una significativa reducción de la cantidad de cesáreas y de episotomías, menor uso de instrumentos como los fórcex y las ventosas para sacar a los bebés y la eliminación de métodos como la administración de enemas o la rasuración. Pero el trabajo de estos profesionales no acaba cuando la mujer y el bebé salen del paritorio, sino que los cuidados continúan en el puerperio. Especial atención se pone, así, a que la paciente tenga todas las comodidades y facilidades para que la lactancia materna sea exitosa.

Laura Navarro Calvente: “Me he librado de pasar por la segunda cesárea”

Laura Navarro Calvente es una madrileña afincada en Úbeda que ha dado a luz a su segundo hijo en el Hospital San Juan de la Cruz de Úbeda. En este caso se trata de una niña que lleva por nombre Bárbara y que ha pesado 3,180 kilogramos.  

Asegura que este alumbramiento ha tenido muy poco que ver con el primero y que gracias a que la pequeña nació de forma natural no descarta tener un tercer hijo. “Hace diecinueve meses que tuve a mi primer hijo, Héctor. Llegué con contracciones de parto, pero al ingresar en el hospital me dio fiebre y vieron que podía haber sufrimiento fetal. Por ello me practicaron una cesárea de urgencia”, narra Laura. 
En esta ocasión, “venía con el cuerpo hecho a que sería otra cesárea”, reconoce, pero gracias a las atenciones y a las técnicas de relajación, ha sido un parto natural, con todo lo positivo que ello conlleva para la recuperación de la madre. 
“Durante varios días tuve contracciones, pero no eran rítmicas y, por ello, decidí quedarme en casa. Cuando ya noté evidentes signos de que el alumbramiento estaba próximo, me vine para el hospital. La atención de  la matrona que me atendió, además de en las cuestiones propias del parto, se centró en la relajación y en que yo estuviera lo más cómoda posible”, comenta Laura. Además, añade: “Incluso me metí en la ducha mientras dilataba y, una vez que se rasgó la bolsa, todo transcurrió en unos momentos”. “La experiencia me hace plantearme, incluso, tener un tercer hijo —indica la madre—, algo que tenía que descartar de pleno si me hubieran practicado otra cesárea”.